En 2016, un estudio realizado por la Universidad de La Laguna a petición del Instituto Canario de Igualdad arrojó algunas conclusiones interesantes, como que el turismo de sol y playa empezó a convertir al archipiélago canario en una zona de alta demanda prostitucional. Se demostró, además, que, en las zonas más turísticas (sur de Gran Canaria, Lanzarote, sur de Tenerife y Fuerteventura), la mayor parte de los prostituidores eran extranjeros. La proliferación de vuelos de bajo coste y la seguridad que ofrece Canarias frente a otros destinos (como Oriente Medio, debido a sus conflictos internos), han convertido a estas islas en un destino seguro y asequible para el turismo sexual.